Hazte responsable de cuidar con tus acciones y ruegos,
los cuatro elementos de la naturaleza; el quinto, está en tu interior.

La mente apropiativa del pensamiento materialista, nada sabe acerca de compartir nuestro destino de vivir y de morir; por lo tanto, se transforma en expoliadora de los recursos planetarios, con la habitual violencia que la caracteriza. 

Hoy los movimientos autoconvocados del mundo, van gestando nuevas formas de convivencia basadas en el bien común, el sentido común y el sitio común, articulándose entre sí; como el espacio adecuado para labrar la evolución y la sana convivencia. Su accionar reclama por la vida y la supervivencia de las especies. 

Si tomamos a la crisis como un signo de los tiempos, debemos ser cautos y valientes a la vez, porque dará a luz la voz perdida de la conciencia. Muy especialmente, a la hora de defender a la Naturaleza de la acción depredadora del hombre. No hay más tiempo para dilapidar, porque hemos entrado en el tiempo del sin tiempo, según las enseñanzas milenarias del pueblo Maya. Basta con colocar la visión ampliada, tratando de captar el conjunto, integrando aquello que se encuentra arriba, abajo y a ambos lados sin mover la vista, para captar al instante la presencia de los cuerpos sutiles en la persona, animal o planta que tenemos por delante. Algo que los nativos de los pueblos originarios conocieron desde siempre y que las enseñanzas sagradas que bajaron a la humanidad también contienen. Recién cuando podemos captar la totalidad que integra lo denso con lo sutil; quedamos en condiciones de respetar y amar a la naturaleza, sin dañarla.

José Hernádez nos legó esta enseñanza: Sólo de Dios hay amparo. Y…, Los hermanos sean unidos porque ésa es la ley primera… En representación de la ley de la Unidad o el Amor de la naturaleza. Por lo tanto, si somos responsables de proteger la vida planetaria, podremos evitar su destrucción y así evitar la extinción de las especies; sirviendo simplemente con la conciencia bien despierta, a la evolución de toda la humanidad. Para que un día quizás no lejano, podamos alcanzar los más caros propósitos al servicio de la paz y la sana convivencia de los pueblos.

Néstor Hugo Almagro